Devolver la ira, solo tendrá como consecuencia, más ira.

 

Hace unos meses comencé a trabajar como hostess después de una larga búsqueda de empleo, inseguridades, ansiedad y desesperanza.


No es la primera vez que trabajo con público mixto, ya que fui profesora de idiomas en aulas multiculturales, pero si la primera que me ha tocado lidiar con caracteres complicados y gente que viene con malas maneras a decirme cosas que yo misma no podría articular.

Y he aquí un punto. No es fácil ser amable en un contexto caótico. No lo es. Pero es, definitivamente, algo que podemos elegir. Todos estamos viviendo experiencias internas complejas a nivel emocional y merecemos respeto.

Ante una clienta enfada por algo que no era mi responsabilidad y que no estaba en mis manos resolver, solo pude respirar.

Respirar, intentar hablarle con amor, aunque de vuelta solo escuchara sus palabras disfrazadas de enfado. Explicarle, con voz pausada el porqué no debería proceder así y que entendiese que no era yo, el canal para que ella viabilizara su queja.

No sé, exactamente, que vio en mí, pero se calmó y me pidió disculpas. Pudimos hablar con más fluidez y aunque su situación seguía siendo la misma, ella se fue más tranquila, sin tirar la puerta.

No creo que toda la gente en general posea la madurez para asumir (en un contexto de frustración) que se le ha ido la olla en el trato hacia el prójimo, así como tampoco considero que todas las situaciones terminen en armonía, pero sé, que ante una agresión verbal debemos crecer, elevarnos o defendernos, sin vociferar.

Podemos exigir nuestros derechos, de forma contundente, sin recurrir a la violencia

Devolver la ira, solo tendrá como consecuencia, más ira.

He sido cliente de múltiples empresas e instituciones que han funcionado lejos de bien, me he enfadado muchísimo, a puntos que ahora mismo no puedo comprender, pero jamás he reclamado un mal servicio, procediendo con indecencia, intimidando o gritando a voces.

No soy ilusa. El cosmos debería, pero no está funcionando así. Las situaciones son diversas y no me atrevo a juzgarlas bajo una perspectiva generalizada. Enojarse es repentino y no nos permite (a veces) opción de prevenirlo, pero la amabilidad es algo que podemos escoger, una postura lógica y certera que, si bien no resuelve la discordancia, nos presenta superiores ante el mundo. Es posible que no le sirva al otro en su afán de desdén o furia, pero fortalece nuestra paz interior y nos enriquece, a nivel emocional, que es en definitivas, la mayor riqueza del mundo.


                                                                        By: Jessica C. Barrios

 

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