Microduelos de una emigrante (parte I): La odisea del propósito laboral

 

Las manos me pesan. Llevo horas sentada aquí queriendo escribir sobre diferentes cosas pero ninguna toma forma. No es el decirlas, porque podría, sino el cómo.

No me hallo escribiendo a la fuerza y debo asumir, con respeto y compasión, las razones que me inhabilitan.

He estado pensando mucho porqué emigré, en todos los microduelos que estoy pasando, en la aceptación de la imposibilidad (momentánea) de encontrar un empleo que me proporcione regocijo y paz mental. Voy luchando con lo que observo y no me gusta, la carencia de empatía de las empresas que buscan candidatos con características de otro planeta, la evasión de la compasión y la falta de humildad, la titulitis y otros tantos fenómenos de irrespeto hacia el ser humano que batalla, día a día, por proteger su salud mental.



Desde hace un tiempo, estos bloqueos creativos me persiguen y yo los dejo ser, aunque este se está asentando indefinidamente. No logro dibujar, leer, caminar sintiendo que habrá algo mejor a la vuelta de la esquina.

Entiendo, por suerte, como funciona la arquitectura de mi alma y por tanto, como debo proceder sin recurrir al autoengaño. Mi vida se debate entre los sueños que persigo y la realidad que los engloba, entonces sé, aunque con un poco de niebla, lo que a largo plazo podría ser tangible y lo que no.

He pensado que quizás, podría darle paso a esa perdida de la noción. El estar en pleno estado de conciencia de una situación y asumirla sin adornos, lleva por defecto, al pesimismo y asumo que, la manera en que decidimos experimentar las emociones diarias, incluso las planificadas, influye con carácter determinante, en la entrada o no hacia esos bloqueos.

La creatividad me salvó, yo siempre lo digo. ¿Entonces que hay cuando no la tengo?

Así que me encuentro en el intento de descubrir como prosigo cuando esto pasa.

Hay tantos temas sobre los que preciso escribir, pero están en pausa, esperando a que vuelva.

No sé desbordarme sin la emoción que me caracteriza. Sin esa intensidad, no existo, no soy nada.

Debo creer, aunque sea de manera infundada, en que algún día podré encajar. No amoldada a lo que existe, sino encontrando un proyecto que me represente, en el que pueda ser admitida sin prejuicios de escolaridad trasplantada, tan solo con las capacidades y actitudes que puedan intervenir, lejos de la obligación de hacer un máster que no me motiva por el simple hecho de tener más posibilidad. Abrirse camino por la senda equivocada no nos conduce necesariamente a una victoria triunfal, seríamos los mismos, con más “categoría” y menos propósitos.

Es la esperanza ciega (valga la redundancia) de mucha gente, que a día de hoy, no se encuentra, ni encuentra.

Punto final.


By: Jessica C. Barrios

Comentarios

  1. Para los Pas, el propósito y el sentir que perteneces y encajas, creo que es una búsqueda vital y para toda la vida.

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  2. Cuando sueltas y dejas de sufrir por las cosas de la sociedad que no puedes controlar la vida te conduce a ese camino especial que tiene guardado para tí, confía...

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