Microduelos de una emigrante (parte I): La odisea del propósito laboral
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Las manos me pesan. Llevo horas sentada aquí queriendo escribir sobre diferentes cosas pero ninguna toma forma. No es el decirlas, porque podría, sino el cómo. No me hallo escribiendo a la fuerza y debo asumir, con respeto y compasión, las razones que me inhabilitan. He estado pensando mucho porqué emigré, en todos los microduelos que estoy pasando, en la aceptación de la imposibilidad (momentánea) de encontrar un empleo que me proporcione regocijo y paz mental. Voy luchando con lo que observo y no me gusta, la carencia de empatía de las empresas que buscan candidatos con características de otro planeta, la evasión de la compasión y la falta de humildad, la titulitis y otros tantos fenómenos de irrespeto hacia el ser humano que batalla, día a día, por proteger su salud mental. Desde hace un tiempo, estos bloqueos creativos me persiguen y yo los dejo ser, aunque este se está asentando indefinidamente. No logro dibujar, leer, caminar sintiendo que habrá algo mejor a la vuelta...